Un poco de historia

La virtualización ofrece muchas ventajas, portabilidad de las máquinas, facilidad de hacer backups, generar entornos de prueba sencillos, implementar entornos de producción de cualquier tamaño y entre todos hay uno que siempre me gustó, la optimización de recursos.

Antes, hace ya unos cuantos ayeres, cuando implementábamos un servidor lo hacíamos con la idea de que este no iba a morir jamás hasta que la obsolescencia del software nos obligara, esto nos llevaba a comprar auténticos monstruos con unas capacidad muy por encima a las necesarias, ya que si la empresa crecía o la necesidad de almacenamiento o procesamiento aumentaba, sería muy caro actualizar, y más cuanto más tiempo pasara.

Además de esto teníamos que plantear los siguiente, los costes de una migración, el downtime que estas conllevan, y como no, la mano de obra, que hace 20 años no era tan barata ya que no había tanta gente experta en estos temas, y suponía un coste elevado, por lo tanto, que esa máquina aguantará el máximo posible, era una meta muchas veces a seguir.

Evidentemente estos son ejemplos de algunas empresas, no todas actuaban así…. y dicho esto… vamos con las virtuales.

Las máquinas virtuales nos han permitido exprimir al máximo el hardware desde el primer momento, pudiendo ampliar con más memoria, discos o procesadores o con otros servidores y las migraciones, son bastante sencillas, así como sus backups etc.

Por todo esto muchos ya implementamos soluciones virtuales en todos nuestros clientes y lo utilizamos en casa como una herramienta de estudio sin la que ahora no sabríamos vivir… ¿Te imaginas lo que hubiera supuesto hace 20 años tener un laboratorio con 20 sistemas para hacer pruebas? coste eléctrico, hardware… sencillamente imposible para muchos.

Pero… y siempre hay peros, de pronto tropiezas con un pequeño problema, que es con el que vamos a trabajar en este artículo, el almacenamiento de la máquina virtual, es excesivo, y cuando digo excesivo, es el triple de lo que realmente debería ser.

El almacenamiento…

Hoy me he puesto a trabajar en una máquina virtual que compartiré en mi comunidad privada y no tenía espacio en los discos de virtualización, así que me he puesto a investigar máquina por máquina, hasta que una me está ocupando la friolera de 196GB!!! Una máquina virtual que utilizo para mi canal de YouTube secundario y que no tiene esta capacidad, es más, he iniciado la máquina y según Windows el espacio ocupado era de 51Gb casi 4 veces menos…

Evidentemente esto es algo que hay que revisar de vez en cuando, ya que si disponemos de discos SSD para las máquinas virtuales por sus prestaciones, con el sobrecoste de estos debemos estar atentos a la optimización del almacenamiento.

En este caso el problema viene de atrás, y al abrir la carpeta donde se encuentra el disco puedo encontrar lo siguiente.

Aquí vemos dos tipos de archivos principalmente, los vhdx y los avhdx que están ahí supuestamente de cuando la máquina virtual se dedico a eso del internete de las cosillas.

Si has tenido experiencias con los avhdx sabrás que cuanto menos los toquemos mejor, ya que estos son archivos de diferenciación entre el vhdx y estados de la máquina virtual, me explico para personas humanas…

Cuando creas un punto de control o snapshot, el sistema genera uno de estos discos que será el que realmente guarda el estado de la máquina y seguirá trabajando en un vhdx, lo que pasa es que sin el avhdx el sistema no puede funcionar. Estos archivos son combinados por Hyper-V cuando eliminamos un punto de control.

Por esto reducir el espacio ocupado es delicado, si elimino los archivos avhdx podría ser (aunque no debería) que me quedará sin máquina virtual, y esta máquina lleva generaciones en la familia 😉

Solución sencilla y con 0 riesgos

Cuando uno empieza a ponerse viejuno empieza también a optar por correr menos riesgos, así que he optado por una sencilla solución que no requiere de anestesia, ni general ni local, y es que el Domingo no tiene uno ganas de liarla parda.

Para ello abrimos la configuración de la máquina virtual, seleccionamos el disco duro, hacemos clic en editar, y en las opciones elegimos la siguiente “Convertirlo”.

El resultado de esta acción es el siguiente, paso de tener unos archivos que me ocupan 184Gb a tener uno que ocupa 67’5Gb lo que no está nada mal… tras esto intercambio los discos, compruebo que todo funciona y recupero 120Gb de almacenamiento sólido que no es poca cosa… recuerda NO ELIMINAR NUNCA LOS ARCHIVOS ORIGEN HASTA VERIFICAR QUE TODO ESTA FUNCIONANDO

Y con esto amig@s del mundo TI me despido, no sin antes destacar que nuestro canal de YouTube esta muy cerca de los 100.000 suscriptores, lo que siendo un canal de esta temática es para mi todo un logro que espero muy pronto, poder superar, así que ya sabes, comenta, comparte y suscríbete!!

Nos vemos, muchas gracias por vuestras lecturas.

Por admin